COMENTARIO

Haber conocido el DEI, fue un gran regalo. Durante mucho tiempo estuve estudiando y aprendiendo diferentes técnicas de medicinas naturales y bioenergéticas. Llegó un momento, en que me parecía estar dentro de un museo de diplomas. Viajando desde la medicina china, hasta la terapia florar; pasando por la homeopatía, la espagírica y técnicas corporales. Desde lo sutil hasta lo más físico. En este andar aparecieron muchas técnicas diagnósticas, como la auriculomedicina, iridiagnostico, quiromancia, diagnóstico tradicional chino por la lengua, los pulsos y los cinco elementos, grafología y astrodiagnostico. Llegó un momento que era casi imposible concretar en uno hasta llegar al fin del diagnostico general. El tronco robusto del albor que había delante, impedía que se viera el bosque, la totalidad.
Hasta que apareció el DEI, fue el instrumento que me ayudó a integrar todo este conocimiento. El DEI fue la síntesis, con el que llegué a entender el cuerpo humano como un verdadero biosistema abierto y en constante interacción con lo externo. Con el DEI comencé a ver el bosque en el albor. Fue un reaprendizaje de los conocimientos adquiridos y una herramienta, con la cual puse en práctica toda la información existente en el “disco duro”. Utilizándolo pude integrar el aspecto emocional y el físico hasta llegar a la esencia del ser humano. Es un método de desarrollo personal, viendo la enfermedad como el aliado, que nos ayuda a encontrar el verdadero camino para el crecimiento. Viajando desde el conflicto a la armonía.
Es interesante ver como al ayudar a otras personas a crecer, nos vamos enriqueciendo nosotros mismos. En cada consulta nos preguntamos ¿la consulta es para el paciente, o para nosotros? ¿Esto se lo digo a él, o me lo digo a mi? al vernos identificados con los pacientes, encontramos una gran enseñanza en cada sesión de terapia.
Con el DEI activamos el hemisferio cerebral derecho, que está dedicado a la creatividad y a la percepción, alejándose de los sentidos ordinarios. Este hemisferio cerebral no se relaciona con nuestras creencias preformadas, a diferencia del izquierdo donde se encuentra el área de integración común: nido de la autoimagen y autoestima. El derecho es todo lo contrario al hemisferio izquierdo que es analítico y lineal. El DEI ayuda a desarrollar la intuición y a estar en constante asombro en el juego terapeuta- paciente.
Desde aquí he comenzado a ver el DEI como un elemento activador de la conciencia, tanto para el paciente como para el terapeuta. Teniendo como elemento básico la información, para el libre fluir de la energía arquetípica constelada, en el inconciente colectivo del hombre actual. El DEI nos brinda la capacidad para recibir este legado informacional por un método revolucionario y contemporáneo. Como sistema diagnostico y de tratamiento vibracional, teniendo en cuenta los conocimientos tanto de medicinas ancestrales como de las medicinas modernas.
Con el DEI trabajamos en una octava superior y utilizamos el arm reflex como herramienta interpretadora de las disarmonias. Siendo la información el elemento integrador de la terapia, destacando tanto lo físico como energético, pasando por lo emocional; integrando el ser con la sociedad y viendo al individuo como un sistema abierto, donde la interacción con el entorno es la principal fuente de adaptación al medio.

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